El ave Fénix de Écija
Casi de entre las ruinas volvió a la vida este edificio, uno de los monumentos civiles más singulares del magnífico barroco andaluz. Y en parte, no es de extrañar el poder de revivir que posee, ya que, de hecho, se edificó sobre una residencia anterior que databa de la Edad Media.
Todo esto ocurría alrededor de 1717, cuando se decide construir el actual palacio, con unas obras que se alargaron hasta 1775.
Su fama de único y singular, le viene dada por su largo balcón corrido que sigue la curva de la calle, donde muestra pinturas al fresco policromadas, de paisajes con perfiles y marcos arquitectónicos y "trompe l'oeuil", obra de Antonio Fernández.