Pamukkale, también llamado el "castillo ...
Pamukkale, también llamado el "castillo de algodón", se refiere al blanco risco que domina a la ciudad de este mismo nombre. Las repisas, las piscinas y las estalactitas de travertino coronan este risco, como si fuera una cicatriz blanca. Deslumbra no sólo su blanquedad reflejando la luz, sino también su belleza. Este paisaje fue creado por el agua mineral cálida propia de la zona. A medida que caía en cascada por el peñasco se iba enfriando y depositaba el calcio que contenía. Gracias a las drásticas medidas de conservación de los últimos años, este lugar ha recobra poco a poco su antiguo esplendor. Ése que le hizo famoso ya en tiempos de los romanos, que decidieron construir frente a las piscinas la ciudad de Hierápolis.
Un paisaje distinto a todo lo que puede verse en Turquía. Es fascinante contemplar, caminar descalzo por esta montaña de algodón, montaña de nieve, de una blanquedad tal que da miedo mancharla, da miedo pisarla. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1988, la mejor época para visitar Pammukale sin masificaciones es en primavera.
A causa del efecto negativo para el ecosistema que trajo la llegada masiva de turistas a Pamukkale actualmente está prohibido bañarse en las piscinas de Travertino. Cabe la opción de pagar una entrada par bañarse en la antigua piscina de Hierápolis o disfrutar de las aguas termales en varias piscinas públicas situadas en la carretera principal. Pero si no se dispone de mucho tiempo -o de dinero- otra opción, gratuita e igual de divertida, es "remojarse" los pies en los canales que fluyen por toda la montaña de algodón. El agua, a más de treinta grados, supone una verdera bendición para los pies fríos y doloridos después de caminar descalzos por las protuberancias de la montaña. Además de ser una agua termal muy buena para los huesos, es un momento ideal para conocer gente y compartir experiencias al "calor de las aguas".


