La verdad es que tengo poco con que...
La verdad es que tengo poco con que comparar. Se trata de mi primera estancia en un Parador, aunque espero que no la última. El hotel es de los últimos paradores habilitados, y eso se nota en el buen estado del mobiliario, la inclusión de un spa entre sus instalaciones y la elección del blanco y grises en la decoración de zonas comunes.
Es todo precioso. Las habitaciones son espaciosas, muy bien iluminadas y aisladas, con las instalaciones en perfecto estado de revista. Pedimos el desayuno en el dormitorio, y cuando lo trajeron nos quedamos pasmados. Teníamos platos para hacer desayuno, almuerzo y cena. Surtido de ibéricos, panes y bollería, cereales, zumo natural, actimel... Un derroche.
El entorno, por supuesto, es envidiable. A escasa 1 hora de Madrid, al norte de la Sierra, y en un pueblo pequeño pero muy agradable a la vista. Por supuesto, el Palacio de La Granja y sus jardines, que dan nombre al Parador. Es un perfecto rincón de relax, cerca de la gran ciudad y rodeado de naturaleza. Flaquea el entorno en su oferta gastronómica, aunque próximamente os daré datos de un restaurante muy agradable a escasos 5 minutos a pie.