Parador de Lerma

La verdad es que siempre es una gozada alojarse en un parador de turismo, ya que suelen ser hoteles con encanto, ubicados en edificios históricos. En concreto, el de Lerma se halla en el emblemático Palacio Ducal, construido en el siglo XVI en plena Plaza Mayor. Es un hotel de 4 estrellas, y tiene 70 habitaciones, además de restaurante, cafetería, y tres salones para conferencias o reuniones.

La decoración sigue la línea de la cadena Paradores, aunque en este caso la encontré un poco desangelada, quizá fuera porque nuestra habitación era muy grande... Era una habitación doble, con dos camas, pero teníamos también dos zonas de estar, un sofá de dos plazas a la entrada del cuatro, y una pequeña mesita redonda con dos sillas situada junto al balcón, desde donde había unas espectaculares vistas de la vega de Arlanza (otras habitaciones tenían vistas a la gigantesca Plaza Mayor). Junto al sofá había un escritorio y una mesita donde se encontraba la tele (demasiado pequeña para el tamaño de la habitación). Los muebles eran rústicos, combinando la madera con forja, mimbre o cristal, pero entre tanto espacio, parecían escasos, a pesar de que teníamos todo lo necesario. El pavimento, de baldosa rústica, daba aspecto de cierta frialdad.

La verdad es que cuando alguien va a un Parador ya sabe la calidad de lo que se va a encontrar. En el caso del Parador de Lerma, además, hablamos de autenticidad; de histori.

en el mejor emplazamiento posible, situado en plena plaza principal y con acceso fácil a cualquiera de los lugares más interesantes de la localidad, en su interior se respira la leyenda de una localidad interesantísima.

Ya destaca por su preciosa fachada palacesca pero cuando uno se adentra y se encuentra con el fabuloso patio interior, la sensación es aún más impresionante.

Las habitaciones, como es habitual en los Paradores, son enormes. Amplias y con todo lo necesario.

Soy un apasionado de Paradores, y el Parador de Lerma es uno de mis favoritos. El gran Salón es muy amplio y cuenta con sillones donde poder sentarse a tomar algo tranquilamente. El Parador de Lerma a fin de cuentas es un palacio herreriano muy parecido al Escorial por fuera aunque notablemente más pequeño.

Este bonito parador situado en la parte más alta de la villa es el Palacio Ducal de Lerma que aprovechó el emplazamiento de un castillo del siglo X. Las habitaciones muy cuidadas, aseadas y muy limpias. El restaurante, como todos los paradores, ofrecen muy buena comida típica del lugar que no hay que dejar de degustar.

Tanto por su ubicación como por su excelente estado es uno de mis favoritos.

En primer lugar está enclavado en una villa como Lerma llena de historia, con un conjunto arquitectónico muy bien cuidado que te traslada a la época medieval.

El parador es auténtico, te traslada a la époda de los grandes palacios de la época de los Autrias.

Como en todo parador disfrutarás de la gastronomía de la zona y podrás descansar como un noble en sus habitaciones.