José Luis Sarralde

Parque Cuartel de la Montaña

Si no eres de Madrid, puede que no te suene el nombre del parque del Cuartel de la Montaña, pero seguramente habrás oído hablar del Templo de Debod.

Efectivamente, esta zona ajardinada de la ciudad es más conocida por el templo egipcio que se instaló en la misma a principios de los años 70, tras la cesión por Egipto como agradecimiento a España por la colaboración en el salvamento de diversos monumentos en la zona de Abu Simbel.

Situado muy cerca de la plaza de España, junto al gran parque del Oeste, este parque adquiere su nombre por un antiguo cuartel militar instalado en esa colina a mediados del siglo XIX, y que adquirió protagonismo en la Guerra Civil al ser el primer acuartelamiento de la ciudad donde se produjo la sublevación militar.

Marta Pilar

Un bello, plácido y frío atardecer

Habíamos ido al Parque de la Montaña ubicado en el que fuera el sitio ocupado por el histórico “Cuartel de la Montaña” para luego de visitar la exposición de rosas y los premios obtenidos y cuan no sería la sorpresa al descubrir que aún no estaba abierta al público pues con el frío que hizo y seguía haciendo en esos días, el florecer de las mismas fue tardío.
Entonces y para compensar un poco la desilusión de no haberla visto decidimos ubicarnos en el mejor sitio que pudimos encontrar para ver ese extraño y bello atardecer, entre densos y oscuros nubarrones por los que se filtraban los últimos y rojizos rayos de sol, entre jirones de nubes más blancas y el volar de las aves regresando al nido. El intenso verde de la fronda que nos rodeaba dejaba asomar un gran racimo de flores blancas y detrás la bella imagen de las cúpulas de la Catedral de la Almudena, las plumas ya detenidas de su día de labor mientras que allí debajo, entre blancas y rojizas construcciones, seguía fluyendo la vida sin detenerse. De modo particular a mi me remontó a los siempre tristes poemas de Alfonsina Storni que decía “Siento mi corazón en la dulzura fundirse como ceras: son un óleo tardo y no un vino mis venas, y siento que mi vida se va huyendo callada y dulce como la gacela.”, y me pareció que la imagen que veía no era triste sino melancólica y bella. El lugar y el código postal son del parque, los demás datos son de la página oficial de Turismo de Madrid.