Parque Nacional del Delta del Ebro

Nuestra experiencia es estival. Es un tema de paisajes que ahora se transforma en un aparente prado de arroz naciente; son increíbles estos instantes de mañanas y tardes de Iphone. Los puntos de información del Parque son buenos y el trato del personal cercano y servicial.
Los atardeceres son muy especiales y acabar una ruta en Punta del Fangar con su faro al fondo te hace creer que estás cerca de un verdadero oasis, con espejismos y todo: sensación casi única.
Las mañanas en la Laguna de la #Encanyissada, a vista pájaro y de murciélago, te permite estar muy cerca de todo, del entorno, del paisaje. Otro rincones que descubrimos fue por ejemplo la desembocadura donde se encuentra un espacio llamado el Garxal que en la actualidad es la salida real del río: curioso encontrarse caballos salvajes. Las antiguas desembocaduras como la del #migjorn te acerca a un serial de playas salvajes, alguna de ellas también libre como la Playa del #Serrallo, que es para ir.

Desde 1983 la Generalitat estableció en el Delta del Ebro un parque natural con el objetivo de conservar la fauna y la flora con que cuenta este espacio, que se fue formando entre los Siglos XIV y XV.

Con sus 320 kilómetros cuadrados el Delta del Ebro constituye el hábitat acuático más importante del Mediterráneo occidental, después de la Camarga (Parque Regional Francés), y el segundo de España, después del Parque Nacional de Doñana. Destaca su paisaje llano compuesto por carrizales, juncales y bellas lagunas, que acogen una gran diversidad de hortalizas.

Dentro del mismo Parque Natural se encuentra el Ecomuseo del Parque Natural del Delta del Ebro, que fue inaugurado en octubre de 1989 y esta divido en distintas partes temáticas.

Hay bellezas que por diferentes demoran en conmovernos. Esto es lo que sucede frente al espectáculo del Delta del Ebro: Hay que tener los sentidos y el corazón abiertos para captar su profunda y peculiar hermosura.

El arroz, principal cultivo del delta, cubre cerca de 21.000 hectáreas. Al compás de la siembra, el crecimiento, la maduración y la siega, el paisaje cambiará varias veces: Se inundará hasta principios de mayo, será intensamente verde en junio, y amarillo en octubre. Luego, con el invierno, será marrón.

Sin embargo, hay algo en el paisaje que nunca varía: Canales estrechos, arrozales en cuadrículas, tierra húmeda, pocas casas, poca gente, pocos y sencillos pueblos. Y amaneceres rojos que se parecen al primer día creado, y atardeceres naranjas, enormes, surcados por siluetas de mil pájaros que buscan alimento y un nido.