El Llano
En la ciudad de Oaxaca abundan las plazas públicas. Siempre rodeadas de árboles, iglesias y casas interesantes, las plazas son, a mi parecer, pequeños corazones de la ciudad. Ahí se congrega la gente, se habla, se juega, se vende, se compra, se comparte, se estudia, se lee, se observa. Para conocer un lugar, un pueblo, una ciudad, tan solo falta ir a una plaza y esperar, poco a poco el alma del lugar se irá mostrando minuto a minuto en la plaza.
En el caso de Oaxaca, un ciudad tan difícil de definir, por su increíble riqueza cultural, artística e histórica es justo que abunden las plazas. Ya que cada una aporta una visión distinta de las diversas caras de esta ciudad.