Uno no puede irse de Chichicastenango...
Uno no puede irse de Chichicastenango sin ir a ver el Pascual Abaj. Se halla al sur de la ciudad, en lo alto de una colina. No hay ningún problema para encontrarlo porque todos los lugareños conocen y veneran este lugar. Desde la zona de las morerias (talleres de máscaras) sólo hay que seguir un camino arbolado que va cuesta arriba por la colina. El paseo es muy bello, cubierto de pinares, siempre verde. Al llegar arriba, lo primero en verse es una estatua negra, casi informa, ennegrecida por el humo: es Pascual Abaj.
Pascual Abaj significa para los mayas "piedra de sacrificio". Es un santuario en honor a Huyup Tak´ah, dios maya de la tierra cuyo nombre significa "llanura montañosa". Se cuenta que este ídolo de piedra, indescriptible, tienen cientos e incluso miles de años. Ha sufrido algunos daños por parte de extranjeros, pero todo el pueblo de Chichicastenango le sigue venerando.
Los brujos y brujas del pueblo acuden regularmente a este lugar para ofrecer a la deidad comida, cigarros, coca colas, flores, un pollo... Suelen ir acompañados de una o varias familias que desean algún favor del dios. Es fascinante presenciar una de estas ceremonias, eso sí, siempre desde una distancia prudencial y desde el respeto y el silencio.
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