Un paseo por la historia de Girona…
Los orígenes de Gerunda han de situarse en el contexto de las guerras Sertorianas que tuvieron lugar entre los años 80 aC-70 aC ; la datación de los niveles inferiores de la muralla así lo constatan. La situación geográfica de la ciudad y su importancia estratégica marcarían el convulso devenir de unos muros que irían aumentando en grosor y abarcando un perímetro cada vez más amplio a lo largo de los siglos.
Las invasiones bárbaras durante la época bajo imperial (s III – S VI), la presión de los ejércitos musulmanes en la época en la que la ciudad forma parte de la Marca Hispánica bajo los designios de los reyes francos (imperio carolingio) (S. IX. XI), el auge económico que trajo de la mano un importante aumento demográfico de la ciudad (S. XII- XIII) y por último las necesidades defensivas de los siglos posteriores marcaron el proceso evolutivo de unas murallas que durante centurias tan sólo tuvieron un propósito, defender a los habitantes de la ciudad de los peligros que acechaban extramuros.
Soplan vientos de calma en Girona y las maltrechas defensas de la ciudad han sido restauradas en parte, sus viejas heridas restañadas, sus esbeltas torres erigidas una vez más y los antiguos caminos de ronda, antaño reservados a los soldados, recuperados para uso y disfrute de unos pacíficos transeúntes, que, cámara en mano, no dejan de plasmar las increíbles instantáneas que ofrece la ciudad desde esta privilegiada atalaya.
El camino de ronda discurre por gran parte del sector este de la muralla y su recorrido permite al visitante recién llegado iniciar una excelente toma de contacto con la ciudad y al que se despide de la misma contemplar por última vez los patios y jardines ocultos tras las tapias de las casas que ocupan el “Barri Vell”.
Os recomiendo que comencéis vuestro “paseo histórico” accediendo a la muralla por la zona conocida como “El jardín de la Infancia”, situado junto al río Onyar, ya que de esa manera tendréis la ocasión de visitar otro tipo de fortificación más reciente aunque de infausto recuerdo como es el refugio antiaéreo que se encuentra justamente a los pies de la muralla.
La vista desde lo alto de la muralla es hermosa, a nuestros pies serpentean las estrechas callejuelas que forman el barrio judío, contemplamos los esbeltos campanarios de las iglesias, la majestuosa estampa de la catedral recortándose en el horizonte y el extenso mar de tejas que cubre casas, edificios religiosos y palacios señoriales en los que asoman preciosos jardines que permanecen a salvo de miradas curiosas ocultos tras altas tapias.
A mitad del recorrido se alza la Torre mirador de Sant Domenec, lugar en el que podemos hacer un alto en el camino, recuperar el aliento y reflexionar ante el magnífico espectáculo que nos depara la vieja Gerona contemplada a vista de pájaro.
Podemos terminar nuestra ronda desembocando en los curiosos jardines cercanos al casi siempre seco río Galligants en cuyos alrededores se alza el monasterio de Sant Pere de Galligants , actual sede del Museo de Arqueología.
En definitiva…no os podéis marchar de Gerona sin disfrutar de este magnífico paseo.


