Una joya en el olvido
En Andalucía abundan los paseos marítimos, a sólo 8 kilómetros de éste hay uno con una longitud superior a los 20 y dotado de todo tipo de servicios. Pero si nos apetece darnos un baño nos venimos a éste, porque esto es otro mundo, la zona se quedó anclada en el tiempo y no parece que vaya a salir nunca de ahí.
Para comprender que a cuatro kilómetros escasos de la abarrotada Cádiz, con sus playas llenas en verano a más no poder, exista un paseo fluvial con su propia playa, casi solitaria, hay que resumir un poco la historia de la barriada. En 1969 se puso en funcionamiento el puente Carranza y ante la cercanía que generó muchos concibieron la idea de trasladarse a vivir al otro lado del puente, sobre todo porque Cádiz es una tacita de plata pero no da para más. Los políticos pusieron en marcha una serie de turísticos unifamiliares al comienzo de los 80 pero en 1982 la presión familiar obligó a construir 492 viviendas populares, las que siguen habiendo. Por esas fechas se trasladó allí mi primo, teniente alcalde de Puerto Real, el municipio al que pertenece la barriada, y me contaba ilusionado que Río San Pedro iba a ser el Cádiz del futuro.
Para colmo en esta zona se halla el Campus de la Universidad de Cádiz e industrias importantes como los astilleros de Navantia, por ejemplo. El futuro parecía espléndido, pero nunca llegó.
Al otro lado del Puente Nuevo de Cádiz se ha quedado esta barriada donde reina la tranquilidad más absoluta, y ése es su encanto. Mientras en Cádiz aparcar sólo puedes hacerlo en un párking público aquí puedes hacerlo en el punto del paseo marítimo en que desees. No te molesta nadie en tu paseo matutino y los bares están aceptablemente vacíos. Se respira tranquilidad, con el tiempo los vecinos se han acostumbrado a una vida sosegada y sin prisas (por poneros un ejemplo la mayoría ni siquiera están empadronados).
El paseo fluvial tiene poco uso y está dividido en diversas zonas, contando con área infantil y zona de aparatos gimnásticos- Las zonas verdes son frecuentes y al final del mismo, casi en terrenos universitarios, dispone de una playa pequeña. Para lo que se estila por aquí podemos denominarla de pequeña, con apenas 1600 metros de longitud y 30 metros de anchura, arena fina y escasa utilización.
Todo el paseo forma parte del Parque Natural Bahía de Cádiz, lo que garantiza su protección legal y la transparencia y calidad de sus aguas.
Pero, sobre todo, es un reducto de paz a pocos kilómetros del turismo masificado de Cádiz.
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