Ida y Vuelta
Irregular plaza del centro palermitano llena de arte por todas partes.
El centro histórico de Palermo es un tanto confuso por la sucesión de calles un poco sin sentido ninguo a la hora del ordenamiento urbanístico. Todo lo que queda al este de la vía Vittorio Emmanuele es un conjunto de plazas, fuentes y callejones en los que es fácil despistarse aunque enseguida uno encuentra la referencia ineludible de la gran catedral o de los Quattro Canti.
A pocos pasos de la magnífica Fontana Pretoria se encuentra una pequeña plaza que más parece una calle ancha, en vez de una plaza pero que conforma uno de esos conjuntos irregulares y maravillosos en cuanto a arte e historia de los que abundan en Italia.
En uno de los lados de la plaza se levantan dos edificios separados por vegetación y un poco contradictorios ya que no tienen nada que ver uno con otro arquitectónicamente hablando. El de la fachada barroca con la torre adosada que parece no se terminó es la iglesia de La Martorana o de Santa Maria dell´Ammiraglio. El obra del siglo XII a la que se le fueron añadiendo elementos a lo largo de los siglos, como la portada barroca antes mencionada del siglo XVI.
Junto a La Martorana sorprende un edificio de aire orientalista con sus pequeñas cúpulas rojas, es San Cataldo que ha conservado el peculiar estilo árabe-normando que sólo se encuentra en Sicilia. El interior es muy sobrio y merece la pena visitarlo como contraste a la anterior edificación.
Frente a ambas iglesias otra fachada sorprende, se trata de la barroca iglesia de Santa Caterina, monasterio dominico que tiene su origen en el siglo XIV. Llama la atención la escalinata de acceso y la estatua de la santa que da su nombre a la iglesia. El interior es otra obra magnífica rebosante de elementos decorativos hechos de estucos, mármoles y frescos.
En toda Italia es difícil encontrar en un espacio tan pequeño como esta plaza una riqueza arquitectónica tan variada como en este rincón de Palermo.
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