Pueblos con encanto, bajo la montaña Remoña .
Un fin de semana bien aprovechado en un marco inigualable bajo las cumbres que rodean Espinama, uno de los encantadores pueblos del Valle de Liébana por el que discurre el río Nevandi.
Un enclave tan próximo a la cadena de picos como el que cierra la parte sur el Coriscao y Peña Remoña. Un magnifico mirador de lo Picos de Europa en la Cordillera Cantábrica.
Varias pistas y ramales invitan al senderista a iniciar ruta, cerca se ve el Teleférico de Fuente Dé con ramales hacia otro de los pueblos para no perderse "Sotres", "Mogrovejo " de ahí su posición estratégica como base hacia los Picos de Europa.
Y por una de estas pistas nos acercamos al pueblo contiguo; Pido, bajo la atenta mirada al macizo Central y Peña Vieja con su montaña Remoña.
Montañas que atrapan como dioses custodios con sus neveros brillando en esa mañana soleada de primavera adelantada, un regalo para las retinas.
Bosques con abundantes castaños, robles y avellanos, acebos y hayas, donde la primavera tomaba el protagonismo. Ramas en floración en blanco y rosa con abejorros revoloteando de flor en flor.
Una maravilla compitiendo con el blanco de los neveros que aún persisten en las faldas de las montañas. Con música de fondo el sonido de los pájaros activos y contentos a nuestro paso llegamos al pueblo de Pido.
Me sorprendió la verdad, bastante actividad de reconstrucción de viviendas y algún que otro hórreo construido en madera de forma rectangular.
Aislado del suelo y elevado por postes de madera en forma de pirámide cada poste a su vez termina rematado por una losa de piedra, mayor que el poste en sí, impidiendo el acceso de roedores.
Puertas de madera con herrajes curiosos que se prestan a ser fotografiados, recorremos el pueblo en busca de algún horno en la fachada como antiguamente, solo vi uno encalado.
Volvemos a Espinama a recorrer sus callejas de casa de piedra, sus fachadas con algún escudo de nobles, se acercaba la hora de comer en el restaurante Remoña y una vez más no defraudo, si no todo lo contrario.
Un hostal familiar con un trato y comidas como en casa que se agradece sin duda, volveré.


