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¡Delicioso!
En un ambiente caluroso gracias al decorado sobrio de madera, la pizzeria Piccolino, situada en el mero centro de la ciudad, a unos pasos de la Plaza Notre-Dame, ofrece toda la variedad de platos italianos (pizzas, pastas, patatas al forno, carnes y postres), deliciosos y con precios muy razonables.
La camarera es muy amable, el servicio muy rápido - incluso en los días de más consumidores como fue el sábado en el que estuve (les aconsejo reservar si van a llegar un fin de semana).
No es cocina tradicional regional, pero es buena comida, algo que no se puede rechazar!