Marta Pilar
Pequeña, retirada, paradisíaca
Para llegar a esta pequeña y retirada playa, rodeada de montes de pinos y con un agua absolutamente azul verdoso, se entrelazan en la arena blanca las rocas de las más caprichosas formas. Se accede a ella por medio de una escalera con baranda de madera y en medio de una enmarañada vegetación. No es una playa de fácil acceso, necesariamente hay que ir con coche y aunque su acceso está señalizado, no hay ningún tipo de servicio. Sus aguas son calmas y tranquilas a pesar de los restos que puedan verse en la playa después de una fuerte tormenta acaecida en días anteriores. Puede decirse que fuera de temporada, las dueñas absolutas de ella son las gaviotas blancas que se dan cita en la orilla.
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