Si hemos oído hablar de Ámsterdam o la h...
Si hemos oído hablar de Ámsterdam o la hemos visitado, tendremos una visión del lugar que puede variar entre alegorías muy diferentes, incluso extremas.
Pero sin embargo cabe decir que lo más interesantes de de la ciudad, incluso siendo turista, consiste en observar a las personas que deambulan por ella. Para esta tarea digna de un sociólogo de andar por casa, el mejor lugar es sin duda La plaza de Dam, que mas que una plaza se erige como un centro social al aire libre donde lo estrambótico está a la orden del día.
Aquí podremos sentarnos a disfrutar del calor húmedo holandés y de lo efímero del comportamiento de los viandantes que van desde turistas, ermitaños altruistas, lugareños curiosos, tribus urbanas, artífices del pasacalles o de los malabares y bicicletas, muchas bicicletas.
Eso por el día, porque ojito con la noche de la ciudad de los canales; el nivel de drogados, colgados, esquizofrénicos y demás divertida fauna para el visitante es un orgullo nacional…de hecho todo Ámsterdam se vuelca para que te drogues, no para que fumes porros (dejemos de asociar la marihuana y las drogas) sino para que elijas entre hongos más o menos alucinógenos, ayahuasca u opio. Y eso en las tiendas, en la calle están las drogas de solera: speed, cocaína o tripis.
Y toda la gente que se lo ha tomado, los que se lo han proporcionado y los que llegan a Ámsterdam buscándolo se reúnen, como no, en la Dam. El espectáculo pasa de deprimente a circense sin previo aviso. No es que sea peligroso deambular por Ámsterdam, bueno, igual sí; pero me parece más peligroso no hacerlo y volver a casa pensando que los holandeses siguen viviendo de Van Gogh.
Es sin duda algo que recomiendo que hagáis en esta ciudad que es ya un símbolo y como tal ha de ser revisado desde el suelo y con la mirada de un curioso inocentón con bermudas y, al ser posible, una heineken ( cuyo sabor, es no se muy bien porque, muy diferente al de su homónima española). Suerte.
