Siempre heróica
En una ciudad combativa y revolucionaria como Santiago, no podía faltar un guiño a la Revolución Francesa, fuente de inspiración de todos aquellos que algún día lucharon por la libertad de un país, y por eso se la conoce también por ese nombre, Plaza de la Libertad.
Aunque no suele salir en las guías de viaje, no hay que preocuparse, ya que hay que pasar por ella sí o sí para entrar en el casco histórico de la ciudad.
El espacio es verdaderamente amplio, con grandes columnatas rodeadas de árboles que dan una sombra que siempre se agradece en la calurosa Santiago. En el centro es donde verdaderamente se encuentra el espíritu del que hablaba, ya que sobre una columna se encuentra un gorro frigio, a imagen del que llevaban los revolucionarios franceses. Mide unos 20 metros de alto y recuerda al Ejército de la Libertad de Cuba. La custodian tres esculturas que representan a próceres de la ciudad que lucharon en la Guerra de la Independencia, y los imprescindibles bustos a José Martí y Camilo Cienfuegos.