Roberto Gonzalez
Verde y ocre
Priego se levanta a los pies del pico de la Tiñosa, orgulloso y consciente de ser la cuna del barroco cordobés. Pero antes del esplendor del movimiento, favorecido por la riqueza que entraba a espuertas por la ciudad, gracias a la industria textil, sus muros vieron pasar incansablemente a árabes y cristianos, que a sangre y acero se la disputaron durante siglos.
Un recuerdo, el más duradero sin duda, de ello es el castillo que se levanta en la Plaza del Llano, levantado sobre los restos de una anterior fortaleza correspondiente a la época árabe. De toda su estructura, lo que más destaca es la torre del homenaje, conocida por todos los prieguenses como La Gorda, altanera y maciza y uno de los símbolos de la ciudad.
Leer más
+4