Ancha como Castilla
Durante siglos fue el centro de la vida almazanera, encrucijada de comerciantes, mercaderes, bufones, comediantes y menesterosos. Era tanta la muchedumbre que se reunía en Almazan en los días de mercado y ganado, que decidieron abrir su espacio y ganar terreno para que la pequeña villa a orillas del Duero pudiera convertirse en un referente en el camino de toda alma que pasara por Soria.
Hoy, pasados los años ya no cumple esa función mercantil, ya que ésta se ha desplazado a la parte moderna, la que se encuentra a lo largo de la avenida Salazar y Torres.
Gracias a eso, podemos descubrir la faceta más tranquila y hermosa de loa principal plaza de Almazán, formada por varios edificios de grandísima belleza e interés histórico, como el palacio de los Condes de Altamira con una preciosa portada renacentista y precedida de la estatua de Diego Laínez, el ayuntamiento ( muy sencillo si lo comparamos con su entorno) y sobre todo, como punto focal de la plaza, la preciosa iglesia de San Miguel, que destaca por no estar anexa a ningún otro edificio, por su curiosa cúpula y por ser un valiosísimo ejemplo del románico castellano.