Hasta los más incrédulos se convencen d...
Hasta los más incrédulos se convencen de que el Paraíso en la Tierra existe cuando llegan a Oceanía del Polonio. Lejos de todo, hasta de Montevideo -la capital de Uruguay-, y de Punta del Este, la ciudad más famosa del país, describir a Oceanía del Polonio es difícil, y a la vez fácil. Difícil por su belleza, por su paisaje agreste y desolado, fácil porque en el lugar no hay nada. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, esta playa inmensa, escondida tras un denso bosque de pinos y eucaliptus, apenas tiene unas casas dispersas y una sola posada.
Para no desentonar con el entorno salvaje, la posada se llama Buscavida y es acogedora pero muy rústica y relajada. De todas maneras no creo que en este edén alguien pretenda algo más que las cómodas tumbonas de madera y los enormes parasoles que la posada tiene sobre los médanos dorados de arena gruesa.
En Buscavida comes riquísimos pescados, mariscos y buñuelos de algas. Y te pasas todo el día en bañador. Recién a la noche la música -a veces en vivo- que suena en el comedor, te trae recuerdos de la civilización.
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