El titan de acero y hormigón
Uno de mis hitos en el recorrido que realicé por tierras catalanas era sin duda este puente. Desde siempre me había atraído su elegancia, su porte y sobre todo su valentía. No debe ser fácil cruzar el Ebro por el aire, sostenido por cables y hormigón, sobre todo cuando se mide 134 metros y se tiene casi 100 años. No, no debe serlo.
Pero el puente, levantado después de un concurso de propuestas e inspirado en aquellos del lejano Brooklyn o del cercano Bilbao, se mantuvo en su sitio durante dos décadas, hasta que la aviación italiana consiguió lo que no habían logrado las crecidas del Ebro o el paso del tiempo. Objetivo de las tropas en plena Guerra Civil, fue destruido casi hasta sus cimientos.