Desde Túnez capital tomé uno de los p...
Desde Túnez capital tomé uno de los pocos trenes que funcionan en el país y me fui a Bizerta. El paisaje hacia el norte es totalmente distinto a lo que llevo visto: Entre montañas aparecen valles cubiertos de trigo a punto de ser cosechado.
Hasta la frontera con Argelia la región es un enorme granero donde alternan huertas de frutales y extensiones aradas. El tren que me llevó a Bizerta, en vez de ir directo bordeando la costa, hizo una ‘S’ y me permitió descubrir esta otra cara de Túnez, un paisaje limpio, sin basura y miles de plásticos arrastrados por el viento. Aquí casi no hay pueblos, a lo sumo se ven campamentos de pastores que van de un lado a otro con sus rebaños de cabras y ovejas. El resto es el campo rojo, verde y dorado que se desbarranca en el mar.