Una grata sorpresa
Tropecé con este rincón cuando fui al Restaurante Can Rafalet. Me llevé una muy grata sorpresa, ¡qué sitio más recogido y agradable! Me arrepentí de no haber pasado aquí la mañana, en lugar de en Cala Saona, donde me agobié bastante.
No me dio tiempo a darme un chapuzón pero sí a tomar un par de fotos y quedarme encantada con el lugar, con los niños jugando y con la tranquilidad imperante. No sé qué tal será la masificación en agosto pero en junio, cuando lo visité, se estaba de maravilla.