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15 opiniones sobre Rano Raraku

La fábrica de moais

Es un cono volcánico con rocas basálticas y cenizas compactadas y fosilizadas.

En él se halla la cantera donde se extraian los grandes bloques para esculpir "in situ" las enormes esculturas de los moais.

Mientras se asciende por el camino se encuentra gran cantidad de moais a medio terminar, algunos de pie, otros tumbados, otros rotos. Es el camino por donse transportaban las grandes esculturas.

Como lo hacian constituye un misterio, aunque parece ser que los hacian rodar sobre troncos, algunos se caian por el camino y alli quedaban. Se ponian de pie al llegar al sitio donde se iban a ubicar. El misterio es como alzaban estas grandes moles hasta ponerlas de pie.


Existen varias teorias todas basadas en sistemas de palancas, rudimentarios a la vez que ingeniosos.
Los pukaus (tocados o gorros) estaban construidos con un material más liviana, solian ser de espuma de lava rojiza, al pesar poco permitia con más failidad colocarlo en la cabeza del moai. Estos pukaus se construian en Ahu Akivi.

Pudimos ver incluso un moai a medio terminar esculpido en la roca.
'https://www.rodamons.net'
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Rano Raraku: El vivero de moáis

Tengo que reconocer que si hay un lugar de Isla de Pascua que me puso la carne de gallina fue éste, Rano Raraku, el volcán próximo a Ahu Tongariki donde nacieron el 99% de los moáis. La piedra volcánica que circunda el crácter con una pequeña laguna al fondo es el origen de estas grandes y pesadas figuras, puesto que allí mismo se obtenía y modelaba con maestría la materia prima que se colocaría sobre esos altares funerarios conocidos como Ahus.

Rano Raraku es el vivero de los moáis de Rapa Nui y conforma una de las visitas más asombrosas que se pueden hacer en toda la isla. Particularmente creo que la número uno. Porque es como si de repente esta “factoría en plena Naturaleza” se hubiese quedado congelada en el tiempo dejando ver hasta trescientos moáis en distintos estados, desde que empezaba a golpearse la roca hasta que siendo transportados hasta su altar quedaron incomprensiblemente en la superficie. Aunque lo más impactante es la gran cantidad de figuras semienterradas en la tierra, con medidas proporcionalmente mayores a las que se ven repartidas por toda la isla, que parecen haber nacido del mismo suelo. En realidad están allí porque tras bajarlas desde la montaña como un bloque vertical, se quedaban parcialmente enterradas para poder modelar mejor los detalles y pulirlas por detrás, que es por donde se arrancaban.


Un sinuoso sendero me llevó a recorrer las laderas del Rano Raraku con una ingente cantidad de cabezas asomándose, mirando hieráticas hacia ninguna parte y hacia todos los lados en realidad. Son aquellos que jamás llegaron a sus altares y quienes paralizados dominan completamente un escenario sobrecogedor y maravilloso a la vez. Como si esperaran que alguien les accione para iniciar ese “extraño caminar” del que hablaban los antiguos habitantes de la isla.

Si uno va tratando de capturar los detalles podrá adivinar en la roca, la corteza simbólica de la que se saca la piel del moái, algunas figuras que habían empezado a recortarse pero que nunca fueron desprendidas del volcán. Una de ellas hubiese sido la más grande de la isla, con 21 metros de altura, lo que triplica la media de los moáis de Isla de Pascua.

Se calcula que hay restos más de 300 moáis en Rano Raraku, el vientre materno de estas rígidas esculturas de las que hay más hipótesis y especulaciones que información concreta. ¿Por qué no fueron culminadas? ¿Por qué hay tantas que ya terminadas no llegaron a su altar correspondiente? ¿Qué sucedió para que todos los moáis de la isla se encontraran derrumbados?
Son demasiadas preguntas las que rodean este misterio. Y Rano Raraku el lugar en el que prácticamente todas las figuras vieron la luz.

Probablemente no exista mejor lugar en la Isla para hacer fotografías y percibir los cambios de color en la ladera y en la roca con el más mínimo movimiento de luz. A partir de las 14:30 no sólo la maldita contraluz se marcha, también lo hace la mayor parte de turistas que hace esta visita de forma organizada por la mañana. De las dos veces que pude entrar al lugar, apenas me encontré con cinco o seis turistas, por lo que tuve la suerte de empaparme de la soledad y la magia que aquí se respira.
Merece la pena combinarlo con la visita a Ahu Tongariki, el altar de los 12 moáis, el cual se puede apreciar al final del sendero que abraza el cráter por uno de sus extremos. Desde el otro lado se cierne una apertura, una rotura en la pared de la roca que permite acceder al interior donde espera una diminuta laguna a la que acuden a beber no pocos caballos.

Rano Raraku es el lugar… es Isla de Pascua, el Ombligo del Mundo.

Información práctica: Junto a Rano Kau éste es el único lugar en el que es posible adquirir la Entrada válida para todos los monumentos pascuenses durante ocho días. Tiene un coste de 30000 pesos (o 60 dólares).
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Información Rano Raraku