Ladakh no es precisamente un rincón, ...
Ladakh no es precisamente un rincón, sino toda una región, aunque su aislamiento y su lejanía la convierten en un escondite mágico y único. Ubicada en el extremo norte de la India, entre los Himalayas y la cordillera de Kashmir, Ladakh limita con China hacia el este y con Srinagar -capital musulmana de Jammu-Kashmir-, cercana a la frontera con Pakistán.
Poco habitada, dueña de inviernos que la aíslan del mundo durante 6 meses, Ladakh es un gran altiplano rodeado de inmensos picos y recorrida por el fantástico río Indo. Sus habitantes llegaron desde el Tibet hace siglos, tienen su propia lengua y aun hoy mantienen sus tradiciones. Entre ellas la que más destaca es el budismo, que aquí es dominante. Ladakh, o el "Pequeño Tibet", como suelen llamarla, está salpicada de maravillosas 'gompas' (monasterios budistas) habitadas por monjes de cabeza rapada y túnicas moradas. Se las ve encaramadas a las montañas, casi inaccesibles, mirando a los valles, llenas de banderitas de colores que se agitan constantemente por el viento.