Roberto Gonzalez
Reloj Astronómico de Rostock
Confieso que ese día, gracias al cielo, no había repasado muy bien las guías que llevaba desde casa y que el reloj, viejo y tímido, apareció ante mí como quien está acostumbrado a sorprender.
Sabía, por supuesto de su existencia, pero él, que es sabio, supo que yo me había olvidado, así que decidió esperarme detrás del altar mayor de la iglesia.
Ahora se lo agradezco, poruque así la sorpresa y el asombro fue mayor.
Acostumbrado como todos, a que detrás del sagrario de la iglesia, haya tumbas, monumentos, y demás parafernalia religiosa, uno no espera encontrarse con la herejía astronómica disfrazada de cristiana de manera tan evidente.
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