Sencillo restaurante sin grandes...
Sencillo restaurante sin grandes aspiraciones, tampoco las necesita. Es de esos lugares que sabes que se come bien, de calidad y cantidad, cocina típicamente catalana, casera y presentada con buen gusto, los precios totalmente adecuados, y el trato muy cercano y amable.
Sólo abren los fines de semana o en días festivos, os recomiendo que llaméis para reservar, pues hay días que se llena hasta arriba, y no es cuestión de ir hasta allí y quedarse sin mesa. En su interior encontraréis vitrinas llenas de muñecas y juguetes, algunos más antiguos que otros; hace unos años tenían más juguetes y las vitrinas eran la mayoría de madera, pero la carcoma y la necesidad de ampliar el local ha ido comiendo terreno a las muñecas. Al fondo hay un pequeño pasillo con un tragaluz que distribuye los baños, y más allá un gran comedor donde celebrar ocasiones especiales en total intimidad.