ANADEL
Un desespero
Era domingo, enero, y pasamos antes para reservar la mesa, una determinada nos adjudicaron que al llegar puntualmente a comer dieron a la pareja que entró antes que nosotros, la cosa empezó mal y siguió peor, más de una hora para empezar a comer. Un desespero que estuvo a punto de hacernos desistir y abandonar el abarrotado local.
Como en esta vida si no te enfadas no consigues nada, pues hubo que protestar y se pusieron las pilas.
Hay que decir que la espera no valió la pena, el restaurante de Sao Mateu de la noche anterior había puesto el listón muy alto.
Los calamares estuvieron regulares, así como el pulpo, la caldereta en su soperita si estuvo sabrosa, y el típico dulce que aquí hacen con vinagre, curioso.
No se puede tener a unos comensales 70 minutos sentados en una mesa sin darles nada de comer, con ese inicio ya están todos los puntos perdidos.
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