Este restaurante está situado en el ...
Este restaurante está situado en el centro de París, concretamente en el distrito 9, el barrio de la Opera. Aunque estaba justo frente a nuestro hotel, al no aceptar reservar y por no esperar las kilométricas colas que se formaban, los primeros días no entramos, pero al final un día que había menos gente, decidimos esperar para comprobar si merecía la pena, la respuesta es NO.
La decoración es la original desde su fundación, en 1896 con el nombre de "Le Bouillon" (el caldo). Me recordó bastante al Café Gijón de Madrid..., La sala es rectangular, como un interminable pasillo, donde a la izquieda de mismo, se abre un segundo piso, más íntimo, según pude observar a través de los espejos que inundan el local, donde destacan tres elementos: El estuco pastel de las paredes, adornadas únicamente por un reloj gigante como el de las estaciones ferroviarias, la madera oscurecida por el paso de tiempo, aglutinando grasa y humo y el hierro forjado de columnas y lámparas de epóca con grandes globos de cristal.
Cuando por fin llegó nuestro turno, nos instalaron en una mesa de 6, junto a otras 3 personas, una señora suiza con sus dos hijos (pero que por supuesto no conociamos de nada), la velada fue divertida pues chapurreando, inglés, francés y español, estuvimos hablando de nuestros lugares de destino preferidos.
Lo peor sin duda la comida, optamos por una ensalada de tomate, bastante buena, aunque escasa, y de segundo unas chuletas de cordero, que no resultaron tales, sino que eran trozos de pierna cortados a modo de chuletas. No comprendo cómo puede la gente estar esperando horas y horas para comer así....