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Diporto Agoras

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2 opiniones sobre Diporto Agoras

Yo tambien estuve alli

Nos gustó la idea de Mmozamiz y de otra gente que había visitado este lugar y en nuestro viaje a Grecia no queriamos perdernos esta experiencia, pero ... como todos los sitios autenticos en los que se comparten y al que empiezan a ir turistas... pues pierden un poco el sentido... el dueño ya ha aprendido y ha doblado el precio, nos costo 20 € comer allí y no fuimos en plan guiris ni nada... ni cámara de fotos ni guias en las manos ni nada, pero ... ya se aprovechan de la situación, que no lo veo mal, pero ... me da rabia que te tomen por imbécil, si vale el doble vale el doble para todos, no por ser extranjero tienen el porqué cobrarte mas por un plato de cocido griego, el sitio es autentico pero el precio de "ahora" no se ajusta a lo que te dan.


Resumiendo, El sitio sigue siendo recomendable, porque todo lo que se ha comentado con anterioridad es cierto, solo que sepais que tiene un nuevo impuesto, si vas con esa idea ya no te da tanta rabia.... por que para nosotros todo fue fantástico hasta que el dueño vino a escribirnos en nuestro mantel y puso 20€ y se nos quedó una cara de pardillos con sandalias y calcetines, lo llegamos a saber y sacamos todas las camaras de fotos, de vídeo y por supuesto nuestras sandalias con calcetines.
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Platos caseros

Cuando viajas siempre hay muchos momentos inolvidables, uno de los que jamás olvidaré de mi viaje a Grecia es el momento que pasé en el restaurante Diporto Agoras de Atenas. No hace falta que os quedéis con el nombre porque no hay ningún cartel en su exterior. Está situado en la calle Theatrou con Sokratous, en el barrio de Monastiraki, y es una visita obligada, de verdad.
Es muy complicado encontrarlo, porque tan sólo se identifica por dos puertas de madera bastante viejas, así que fijaros bien en las fotos para no equivocaros. El restaurante sólo abre de ocho a seis de la tarde y está cerrado en agosto.

Cuando las puertas están abiertas lo que vemos son unas escaleras que bajan hacia el interior, es como si nos introdujéramos en unas bodegas. Al bajar, nos encontramos con una sala no muy grande que está adornada con grandes barricadas. El resto de la decoración son varias mesas de madera y las sillas. No hay carta ni nada por el estilo, y como no es muy turístico, los dueños no saben inglés, así que hay que entenderse a base de gestos. Lo primero que hacen es buscarte un sitio, que no mesa, porque las mesas se comparten con el resto de los comensales. Una vez que tenemos sitio (a las horas puntas es complicado porque a los atenienses les encanta este lugar) tenemos que ir a ver las cazuelas. Sólo sirven tres platos caseros diferentes al día, lo más normal es que haya "revythia" (garbanzos) seguidos de pescado a la parrilla. Una vez que hemos elegido nos ponen el vino de la casa y los platos y... ¡a comer!
Os recomiendo a todos que vayáis porque jamás lo olvidareis. El ambiente es maravilloso, conoces y te tratas con la gente del establecimiento y puedes incluso hacer amigos. Además, la comida está buenísima y el precio es inmejorable, cinco euros. Como anécdota os puedo contar que no te traen factura ni nada, para decirnos el precio lo que hizo el camarero fue escribir en el mantel de papel "5 euros".
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