Aunque no es para nada de mi gusto, El...
Aunque no es para nada de mi gusto, El Asesino es uno de los restaurantes tradicionales más típicos de Santiago. Como mínimo, merece la pena como curiosidad.
Yo lo encuentro muy cutre, pero son los propios clientes habituales los que se oponen a que se modifique nada, ni de su decoración (por llamar de algún modo a las cosas que hay ahí dentro), ni de su menú, que básicamente consiste en caldo gallego, asado de carne de ternera y lomo de cerdo, paella, calamares en su tinta, almejas a la marinera, flan, queso de tetilla gallega con membrillo, leche frita y la tarta Laxeiro, llamada así en homenaje al pintor gallego que frecuentaba este local.
Abierto desde 1873, se considera la primera casa de comidas para estudiantes compostelana. Sus fundadores era un matrimonio de cosecheros de Ourense que llegó a Santiago con la intención de dar a conocer y vender el vino del Ribeiro que ellos elaboraban. Cuando se instalaron en este bajo situado frente a la facultad de historia, un grupo de catedráticos entró a preguntar si podían comprar vino del ribeiro, a lo que el singular dueño respondió: "Aquí no se vende el vino, se regala".
Así, tanto profesores como estudiantes comenzaron a frecuentar este local donde podían beber el vino gratis acompañado de platos de jamón y queso.
Poco a poco el local se convirtió en un aula más de la Universidad y le pidieron a la dueña que hiciera comidas… y así empezó.
Su impactante nombre se debe a que su fundador tenía la costumbre de sentarse en una banqueta en la puerta y matar las gallinas allí mismo. Un día un gallo que iba a ser sacrificado escapó de entre las manos de un joven empleado que persiguió al gallo por las escaleras de piedra que daban entrada a la Universidad.
Los estudiantes intentaron proteger al gallo con sus capas y le gritaban: "no lo mates, asesino, déjalo para nosotros". Casi sin querer, el empleado mató al gallo. Los estudiantes, le recordaban a diario el suceso llamándole "asesino, asesino"… Tiempo después, un estudiante pintó, inspirándose en la anécdota, un cuadro que sirve de logotipo al restaurante.
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