ANADEL
Es pequeñito y sencillo
El comedor está al final de un estrecho pasillo y dentro caben unas pocas mesas y no hay ventanas, pero es auténtico.
Venden pescado fresco que te enseñan antes de hacer para que escojas, o deliciosos calamares a la plancha que fue lo que pedí, junto a un salmonete que estaba delicioso.
Los precios del pescado fresco aquí ni en ningún sitio son baratos, pero merece la pena darse el gustazo de comer algo que hace unas horas estaba en el mar.
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