Realmente bueno.
Prácticamente con todo lo que pidas aciertas. Hemos ido en repetidas ocasiones y seguiremos yendo, sobre todo por el gran trato con el que te reciben y sirven; es un negocio familiar en el que las dueñas parece ser que son madre e hija, y junto a las otras dos personas que sirven a las mesas te sientes como en casa. Si he de poner alguna pega, quizás que el arroz está algo grasiento, pero sin duda es uno de los mejores restaurantes de la zona.