Eric Van
Un placer para el paladar
El restaurante se esconde en medio de una antigua dehesa, los dueños son dos Belgas muy simpáticos. Tienen huerto propio y ofrecen una cocina de mercado, con productos de primera calidad, la mayoría de cultivo ecológico. La carne también es de la zona y se nota al primer bocado. El cocinero es un artista de la pastelería, todo lo preparan en el mismo sitio: Bizcochos, tartas, helados. Yo me volví loco con una tarta que hacen, que es de pistachos y frambuesas frescas.
Como son Belgas, han traído de su tierra algunas cervezas de allí, que están riquisimas. Animo a probar la de cerezas.