En ese extraordinario entorno que es el...
En ese extraordinario entorno que es el Barranco del Río Dulce se encuentra este tradicional restaurante llamado Paraíso.
Puede parecer un poco excesivo el apelativo, pero la verdad es que el enclave y la cocina casi sostienen el carácter paradisíaco del lugar.
Lo más recomendable, al menos por mi experiencia, es degustar un cabrito asado que se deshace en la boca y en el que punto de crujiente de la piel ofrece un delicioso contraste de texturas. Los cuartos del animal, acompañados de patatas panaderas son dignos de mención.
Hay vinos más propios de la zona, pero mojar el vino con un Cune Rioja Crianza nos pareció una buena elección y así quedo demostrado por lo poco que quedo de cabrito en los platos.
Basta acompañar el asado con una rica y desengrasante ensalada para disfrutar de una experiencia gastronómica más que grata. Pero una de las sorpresas gustativas nos esperaba al final de la comida. Una exquisita selección de postres caseros entre los que cabe reseñar el puding y el hojaldre de mermelada de naranja amarga. Aunque también había espacio para otros sabores más dulce como la pera o la manzana. Un gran broche para la comida que junto al café y a los chupitos de Rúa Vieja de Café (cortesía de la casa) puso la comida en un asumible precio que rondaba los 30 euros por adulto.
En definitiva, la excurisión por la zona bien merece ser complementada por una visita al Paraíso de Pelegrina.
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