Ambiente familiar, cocina profesional.
El Ribereño es el típico lugar que no necesita hacer publicidad, alcanza con buscar el nombre en internet para ver que opinan los que pasan por sus mesas, y tentarse a reservar una.
Ubicado en un típico club de barrio casi extinto de la zona norte de Buenos Aires, la típica cantina del club se convierte en este caso, en un restaurante con una personalidad peculiar. Atendido por sus dueños, mantiene todos los "gajes" ambientales de un club de barrio... mobiliario básico, una decoración no muy cuidada con fotos afectivas y unos individuales de papel madera con la caricatura de los dueños que ya incluye el menú, todo en uno para ir entendiendo la filosofía del lugar. El ambiente familiar y de confianza se termina de hacer notar cuando Charly (uno de sus dueños) te atiende sin vueltas, te dice que está disponible del menú, que hay agregado y como está cada cosa.. y también se atreve a desafiarte con algunos platos.. todo un lujo en el género gastronómico automatizado de hoy en día.