Se come muy bien y barato
Situado a las espaldas del museo minero, un lugar idóneo para ir después de visitar el museo.
Tiene una zona reservada a modo de restaurante donde hay un camarero exclusivamente pendiente de los clientes, en ese lugar hay platos y vinos a la carta. Fuera de ese lugar se puede tapear, tapas muy ricas frias y calientes como: albondigas caseras, carrilleras y sarmorejo están que quita el sentido. Tambien hay montaditos como el de lomo que por 2,20€ es muy rico y abundante!. En postres personalmente probé la tarta de queso (que realmente no fué nada del otro mundo) y una crema catalana casera que