Restaurante Herjomar
Bar de raciones de toda la vida de dios que no ha sabido avanzar con los tiempos modernos. Si eres de paladar poco exigente, monedero ligero y amante de la cerveza echada de cualquier manera, este es tu bar.
Sepia retostada, albóndigas recalentadas y croquetas de corteza negra y de relleno medio hecho son servidas por un camarero bajito y con bigote (para que no le perdáis la pista).
Miradas furibundas, platos tirados a la mesa de cualquier manera y secos comentarios de "¿qué más os pongo?" es lo único que conseguiréis obtener de él.
Eso sí, intentad llevaros bien con él porque será el único de todo el equipo que os podrá atender en condiciones y, lo que es más importante, cobraros para poder salir de allí.