Acabamos en este restaurante por...
Acabamos en este restaurante por casualidad, ya que en realidad íbamos a Las Pallozas pero era imposible encontrarlo y se hacía tarde, así que paramos en este local a más de las 15.30h cansados de dar vueltas. Tiene un enorme aparcamiento frente a la puerta y se encuentra a las afueras de Carracedelo, junto al polideportivo y las piscinas municipales (que por cierto están muy bien montadas con toboganes y demás).
La verdad es que la apariencia exterior no invita mucho a entrar, es un edificio nuevo pero totalmente cuadrado y sin ningún diseño (más bien tiene aspecto de nave). El interior es bastante amplio, con muchas mesas para comer y una zona de barra separada de la zona de comedor por unos biombos de mimbre (tampoco resulta demasiado acogedor que digamos...). Sin embargo, comimos muy bien.