Restaurante La Masía

Pués tras realizar una ruta por Manzanera, hasta Arcos y vuelta hacia Mora de Rubielos, se nos hizo la hora de comer en esta localidad, y tras preguntar a unos chavales, nos recomendaron este sitio.
La Posada, el hotel-restaurante al que me hubiera gustado volver, en este mismo pueblo, ha pasado a mejor vida.
Pués nos encaminamos a La Masía, en la misma carretera antes de la subida al pueblo, y entré para preguntar si había mesa y que podríamos comer ya que era algo pronto, y volveríamos en media hora. Pués el señor de la barra me dice con mala educación evidente, que salga a la entrada y que mire la carta que hay en la cristalera(no tenía todavía a nadie en el local). La tienen ubicada en un sitio oscuro y con una mesa delante que imposibilita acercarse.

Total falta de educación y de saber llevar un negocio. Llegamos al restaurante y preguntamos si había mesa para comer. Sin siquiera mirarnos a la cara y de forma desagradable nos indicó que estaba todo reservado. Jamás nos trataron tan mal en un restaurante. Para nada recomiendo el local, a tan solo 25 minutos de Arcos de las Salinas, en la localidad de Titaguas, comimos en el Asador La Tasca, trato realmente agradable y encantador, comida exquisita y precio insuperable, un ejemplo del buen hacer, dos formas radicalmente opuestas de llevar un negocio.

Había reservado por teléfono, un poco dubitativo por los comentarios anteriores y debo decir que el trato fue muy profesional, que luego me lo volvieron a demostrar a la hora de la comida, cuando llegue se acordaba de nuestra conversación (veníamos de Galicia) y ya nos tenía reservada la mesa.
La comida casera con muy buena presentación y todos los platos que nos recomendó incluyendo los postres exquisitos, para volver sin dudarlo.
Muy buen trato y eso que el comedor estaba lleno, incluso en la mesa de al lado que estaban con niños le prepararon unos platos especiales al gusto de los niños.

Hola. En este restaurante se come más que bien. Los platos se nota que los hacen con mucha dedicación, caseros, a fuego lento. Y el matrimonio que lo regente es encantador y muy atento. No dudo de la opinión anterior, pero me extraña un montón. Siempre que vamos nos atienden fenomenal y la comida realmente rica. Lo recomiendo.

Hemos comido como en casa, bueno, mejor. Comida buenísima y abundante y el trato: más amables imposible. Volveremos.