Fernandoo
Un restaurante senegalés en toda regla
Se encuentra al norte de Dakar, en un barrio muy tranquilo más o menos lejos del centro, de casitas bajas blancas (creo que el mapita sale mal, pero preguntando por la calles allí te indican).
Lo que es el restaurante en sí, no es gran cosa, un espacio pequeño, con tres o cuatro mesas y decorado con cuadros africanos, máscaras y demás. La verdad es que está bastante viejo, pero es limpio y se come muy bien.
Los platos son los típicos del país, aunque queda espacio para cosas más internacionales, como la pasta.
Pero allí, lo mejor es probar sus platos, con muchísimas especias y condimentos.
El pollo, por ejemplo, está increíble, con una salsita que le echan, patatas o ensalada. Todo con mil condimentos que hacen que se para todo menos a pollo, pero está riquísimo. También el pescado no está malo, había uno típico que no recuerdo, pero que ellos te recomiendan, También, con mil condimentos.
Para después de comer, lo mejor es un té senegalés. Es distinto al de aquí, se hace de otra forma y es algo más fuerte, pero está bastante bueno.
De precio, la verdad es que es muy barato, prácticamente como todo en el país, y por muy poco podéis comer muy muy bien sin preocuparos de calidad, suciedad o higiene.
Lo malo, que está algo apartado, pero no demasiado.
Además, los camareros son simpatiquísimos y se entienden perfectamente en inglés o francés, incluso algunos se atreven con el español.
Para después de comer, lo mejor es un té senegalés. Es distinto al de aquí, se hace de otra forma y es algo más fuerte, pero está bastante bueno.
De precio, la verdad es que es muy barato, prácticamente como todo en el país, y por muy poco podéis comer muy muy bien sin preocuparos de calidad, suciedad o higiene.
Lo malo, que está algo apartado, pero no demasiado.
Además, los camareros son simpatiquísimos y se entienden perfectamente en inglés o francés, incluso algunos se atreven con el español.
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