Merece la pena volver
Este estupendo restaurante familiar esta ubicado en una posada real. Situado en una bonita casa de piedra con una terraza muy bien decorada( como toda la casa) podría parecer que es un restaurante solo para alojados pero no! Hemos comido el menú del día, de aperitivo gazpacho de fresones de primero alcachofas naturales con jamón ibérico de segundo entrecot con una ensalada al centro y de postre flan de te verde,con vino ribera crianza 17 euros. Sin duda merece la pena respecto de otras alternativas un poquito mas baratas. La carta parecía muy apetitosa y bien elaborada. Un acierto! Volveremos a