Llevo conociendo este restaurante desde...
Llevo conociendo este restaurante desde 1961, año de mi llegada a Cercedilla aunque la cantidad de veces que he ido no es excesiva, quizás debido a ser el que siempre ha mantenido los precios más elevados del pueblo, aunque merece ser visitado por lo menos una vez por su calidad y situación.
Emplazado en la carretera de las Dehesas, data de 1910 cuando era una Posada-Restaurante donde paraban para comer y cobijarse pastores que iban con sus ovejas por la Cañada Real y a los primeros montañeros de esta parte de la sierra.
Su nombre viene dado por la cantidad de árboles frutales que tenía en sus huertas, por cierto hoy convertidas en maravillosas terrazas donde comer cuando el tiempo no lo impide, a la sombra de estos mismos árboles.
Cuando acudo a comer generalmente pedimos siempre lo mismo. Para comenzar unas buenas croquetas de jamón, para continuar si es invierno con un rico consomé y finalizar con una trucha de sus propios viveros con salsa de jerez y jamón ibérico.
La bodega para los amantes del vino es excelente, pero se tiene que apechugar con las consecuencias económicas posteriores. Nosotros pedimos cerveza.
Si se quiere ir a comer en época estival a sus terrazas y sobre todo en fines de semana, es imprescindible pedir la mesa con antelación, lo digo por experiencia propia.