Isaac Tejero
Una noche de comilona
El interior es espectacular. Es un antiguo Molino y esta lleno de ruedas y engranajes. Ahora que es tiempo de Navidad estaba decorado con muchísimos Papa Noeles.
El menú no es muy largo, pero lo que hay es espectacular. Hay para todos los gustos: pescados, carnes. Las verduras son de temporada.
La carta de vinos es enorme y para Suiza tiene precios muy razonables.
El camarero que nos toco, un holandés, con ganas de guasa. El ambiente genial.