Llegamos a Ourense el viernes por la...
Llegamos a Ourense el viernes por la noche; tras hacer el checkin en el hotel que habíamos reservado a las afueras (Eurostars Auriense) nos fuimos rápidamente al centro histórico a buscar un sitio donde cenar. Era tarde, así que no dimos demasiadas vueltas y entramos en el Pingallo, tras echar un vistazo a la carta que había en la puerta. La verdad es que el aspecto exterior y el bar (bastante obsoleto) que se halla a la entrada del local no invitaba mucho a entrar, pero allá que fuimos. En el interior hay un comedor muy grande con escasa decoración, y una puerta que da acceso a un patio-terraza donde nos acomodamos, ya que hacía buena noche y nos pareció un sitio muy agradable. Además, era donde había gente (odio comer en un comedor vacío).
La carta era muy amplia, se podía pedir en plan raciones para compartir, o a la carta ya que tenían todo tipo de carnes y pescados. Optamos por las raciones, y pedimos para dos personas: Una vieira gratinada al estilo de la casa (traía a mayores zamburiñas en el refrito), una ración de de pulpo, lacón con grelos (venía también acompañado de un chorizo y patatas hervidas), y gambas al ajillo. Estaba todo buenísimo salvo el lacón, que lo encontré con demasiada hebra. Las raciones fueron abundantes, y ya no pedimos postre. El trato fue normal, un poco de andar por casa pero bien (el sitio tampoco era nada pijo, e incluso en la terraza las mesas eran de plástico). Pero cenamos muy bien, nos pusimos las botas y a un precio más que asequible, ya que pagamos en total, incluyendo una botella de vino blanco, agua y café, un total de 40€ (a 20€ por persona), ¿qué más se puede pedir?


