¡Como experiencia estuvo muy bien!
El ambiente del restaurante es algo frío, a lo moderno. No había mucha gente, si bien es cierto que era un jueves y no había concierto, ni eventos.
El servicio es muy correcto, pero algo frío también, que conste que no soy de los que les gustan los camareros lapas, que no hacen mas que parlotear, pero un poco de simpatía no esta mal.
La comida, tomamos el menú degustación corto; unos aperitivos falsos dulces con una "lata" de verdejo! Curioso; si, pero no vi el sentido ni la correlación de ninguno de ellos. Después vino el carpaccio de ciervo con helado de pimentón ¡realmente sublime el conjunto!
Seguimos con una cremita de marisco (muy rica) con frutos del mar y algo de arena en los berberechos.
La carne ¡fabulosa! Lechazo IGP de CyL con humo de sarmiento esferificaciones de boletus, de su jugo y de patata. Un plato redondo.
El postre correcto pero sin más, fresas con bizcocho de choco y una crema de choco también, sin ninguna gracia, muy plano.
Fue una comida irregular, con platos geniales y algún fallito que otro, una gran experiencia, aunque para mi falto algún guiño más a la tierra.
En Valladolid es lo más moderno.