Glamour extremeño en el plato
Un auténtico lujo gastronómico es lo que nos reservaba nuestra visita al restaurante Torre de Albarragena. Primero una rápida visita a la antigua casa solariega que lo constituye. Habitaciones y salones íntimos, decoración de época y alguna que otra sorpresa en clave de objetos decorativos de principios del XIX.
Una ubicación perfecta, en pleno casco antiguo de la considero una de las ciudades mediavales más bellas de nuestra país, y una cocina extremeña 100%. La degustación fue casi como una sinfonía donde cada plato era un instrumento sabiamente tocado. Me encantó el servicio, me encantó que cada plato fuera descrito en voz alta por el personal que nos servía. Una exquisita selección de embutidos, tabla de quesos extremeños, gazpacho de frambuesa, y así, uno tras otro, sucesivamente se iban tocando todos los platos. Todo ello regado con excelentes caldos de la tierra y una sorpresa final que vino de un buenísimo espumoso!!.