nata
Paraíso para los sentidos
Me encantó el Riad Khol. Está ubicado en un entramado de calles de la Medina de Marrakech. A unos 15 minutos andando de la Plaza Jema El Fna. Al principio parece difícil de encontrar pero enseguida te aprendes el camino. Nada más cruzar su puerta pasas de las antiguas calles a un lugar encantador. Un patio rodeado de habitaciones, una pequeña piscina, lámparas, pétalos de rosa, muebles antiguos... En la habitación ponen amenities que huelen fenomenal. Te dejan dos chilabas a modo de albornoz y unas botellas de agua a la llegada. También hay un khol (haciendo honor a su nombre) en cada habitación, que como es antiséptico, puede usarse sin temor a contagios.
La decoración es exquisita, con una luz muy tenue. Las camas son comodísimas, muy grandes. El desayuno está compuesto de bizcocho, crepes, pan tostado, yogur con mermelada, zumo de naranja natural, yogur y café o té. Hay una azotea donde se puede desayunar si hace bueno. Támbién hay tumbonas. Por la noche es una paz estar ahí después del jaleo del zoco y de la plaza. En el patio y zonas comunes hay WIFI gratis. Valerie, la dueña, es muy agradable y Slimane y Hasim nos ayudaron mucho. La pena es que no hablen más inglés, teníamos que hablar en francés. Nos ofrecieron recogida en el aeropuerto a 5 personas gratis. El precio del Riad es caro pero a través de la web Bookings nos salió muy bien de precio y mereció muchísimo la pena.
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