Las sorpresas de una casa funcional
De Stijl (El Estilo), fue un movimiento artístico cuyo objetivo era la integración del arte por el arte o el arte total, y se manifestaba a través de una revista del mismo nombre que se editó hasta 1931. Constituido en Leiden, Holanda en 1917, pertenecían a este movimiento Vilmos Huszar, Cornelis Van Eesteren, Antony Kok, Piet Mondrian, Bart van der Leck, Gerrit Rietveld, Jacobus Johannes Pieter Oud y Theo van Doesburg.
En 1924 G. Rietveld proyectó para la señora Schröder y sus hijos una casa en las afueras de Utrecht que constituye uno de los símbolos más característicos de este movimiento artístico. En esta casa lo diseñó prácticamente todo, la vivienda, el mobiliario y todos los detalles y es una de las obras más famosas de la historia de la arquitectura de la primera mitad del siglo XX en Europa. Aunque hoy nos parezca simple, fue toda una innovación para la época, lo que ha llevado a la UNESCO a darle la calificación de patrimonio mundial desde el año 2000.
Para visitarla en su interior hay que reservar una visita guiada y nosotros lo hicimos a través de la oficina de turismo de Utrecht, que está en la plaza de la catedral y nos gestionaron todo y explicaron cómo llegar. La recepción está en la casa de al lado y hay también una tienda de souvenirs y te dan una audioguia y unos protectores para los zapatos y de esta forma se evita estropear el suelo de madera.
Una vez en el interior te das cuenta que todo está pensado para ser multifuncional y aprovechar al máximo el espacio, cosa que hoy en día parece normal, pero en aquella época debía ser fascinante. La planta de arriba parece de juguete, no tiene tabiques fijos, sino que está construida en un solo espacio abierto y tiene unos paneles de madera móviles que se desplazan para formar las distintas habitaciones, la habitación de las dos niñas, la del niño y la de la señora, además de un salón y del baño. Incluso los paneles de colores que decoraban la habitación del niño, se convertían en protectores de las ventanas por la noche y en el salón se podían abrir las ventanas a ambos lados del vértice de uno de los lados del edificio, dejando un espacio sin esquina que comunicaba con el exterior. Por desgracia ese exterior, que eran los polders holandeses por aquel entonces, es ahora una autopista elevada. Los muebles de la casa son casi todos de diseño de Rietveld, siendo una silla roja y negra el objeto más famoso.
En fin, una visita divertida y curiosa, junto con un poco de historia de la arquitectura del siglo XX.


