¿A dónde quieres ir?
{"name":"__sid_suggestions-hotels","value":"w-co-18.191.32.71-8b91c60bef05931aec55bc622987d35c-17433140787042025-03-30 07:03:40suggestions-hotels"}
Entrar
Mi perfil
Editar mi perfil
Cerrar sesión
Añadir experiencia
Publicar

Riga

{"name":"__sid_suggestions-hotels","value":"w-co-18.191.32.71-8b91c60bef05931aec55bc622987d35c-17433140787042025-03-30 07:03:40suggestions-hotels"}
+67
928881566
928881566
Teléfono
Riga Dirección

14 opiniones sobre Riga

RIGA UNA CIUDAD LLENA DE CONTRASTES

¿Por qué Riga?
No soy un viajero, no puedo pretender ser lo que no soy, pero tampoco me defino como un turista al uso. A mi bolsillo con más hambre que Carpanta le da para hacer una escapada de 5 noches una vez al año a una ciudad europea. Viajo con la compañía que me hago.

Fueron Bruselas/Brujas/ Gante, Munich, Tallinn, Baviera(Rothemburg,Wurzburg y Nuremberg)… desde hace tiempo me planteaba el nuevo destino a dónde ir.

Me gusto mucho Tallinn y repasándola en un programa de tve sobre las repúblicas bálticas me encontré con Riga. Imagino que cada uno en cada momento tenemos unas apetencias que nos hacen abrazar o rechazar ciertas cosas. Yo ahora mismo no quería un viaje de postal. Vale sí, claro que me gusta ver sitios bonitos, pero no quería ver exclusivamente sitios bonitos. Quería descubrir otras cosas, huir de ciertos convencionalismos y descubrir lo que eso me hacía sentir. Por eso rechace Praga por ejemplo, un lugar donde seguro que acabaré viajando , pero al que ahora mismo no le tocaba. Eso de pasear entre hordas de turistas y encontrarte tienda de regalos pegadas y clonadas unas junto a otras, de que las ciudades se maquillen y caractericen para agradar perdiendo su esencia, eso ahora, no me apetecía.


“Riga es una ciudad de contrastes sin misericordia” le leía al detective Kurt Wallender en el libro que se ha venido conmigo, Los perros de Riga. Y ciertamente es lo que he encontrado. Y la Riga que he intuido conocer no es la misma que describe el libro, la de 1991, no es tan gris y no esta tan alejada , pero sigue siendo una Riga auténtica.

Riga es bonita porque es bonita, sin ocultar sus miserias, sin maquillajes, sintiéndose tal como se siente. Llena de contraluces. Como una si de una Matrioska se tratase existen muchas Rigas dentro de Riga. Riga es como los rostros que te cruzas cuando la caminas.

Empieza a despertar al turismo occidental. Me pregunto cómo será Riga dentro de 10 años, si perderá su personalidad, si será otra Praga otra Brujas, si se explotara como su vecina Tallinn, o si conseguirá maquillarse y mantener sus convicciones. Porque si algo tengo claro es que va a maquillarse y ponerse aún más guapa.

Para averiguarlo deberé volver.

Os voy a contar lo que vi y sentí…que quizá no coincida con lo que es.

Nadie debería abandonar un hotel a las cinco de la mañana pero mi vuelo de Charleroi a Riga me hacía ser así de irrespetuoso. En las pantallas de embarque leía Mallorca 22 grados, Tenerife 21 grados… Riga 9 grados.

No fue pues una sorpresa el que la capital letona me recibiese con el cielo esta encapotado ¿quién lo desencapotara?. Lluvia todo el día lo que no me amedranto.

Es la primera semana de Septiembre y no voy a poder quejarme del clima puesto que el resto de los días lucio un bonito sol .

Pero no os voy a contar día por día lo que me fui haciendo , no creo que os interese dónde y el qué comí cada día, imagino que os interesará más la impresión que me traigo.
Bueno vale bien..comí en el Lido como recomendaba la gente del foro. Bien, te saca del apuro de elegir a pito pito entre los platos del menú, no es que tengan mucha variedad, pero sí tienen wifi que se agradece. Punto no escribo más sobre esto.

Mi hotel estaba a los pies de la Academia de las Ciencias de Letonia. Imponente edificio que regalaron los rusos allá por los 50 al pueblo letón. 108 metros. La verdad es que me impresiono. Y mucho más aún cuando subí a su mirador - 2,5 lats - . El cielo muy azul, como tratado con photoshop, - el cielo de mi ciudad, Huesca, es la leche de chulo pero la luz en los bálticos los hace especial - un mirador sin prisas, sin el ajetreo de tipos que quieren sacar la foto por encima de ti. Las vistas son hermosas. Siempre el Daugava con sus torres en la orila. Y a los pies el mercado central.

Atravesaba el mercado central cada vez que iba o venia del hotel. Todavía no tengo muy claro lo que vi. Sabía que cerquita existía una especie de mercado negro , el mercadillo de Latgalite, y hasta el último día di por supuesto que era lo que atravesaba cada mañana hasta llegar a los hangares ,donde durante la Primera guerra mundial se guardaban los dirigibles, y ahora son naves donde se encuentra el mercado.

En esto he salido a mi padre, me encanta visitar los mercados, y el de Riga es una auténtica gozada. Por los colores, por la diversidad, por los propios hangares, por las flores… y por lo humilde. Por lo terriblemente humilde que es y que hace que imagines lo jodido que lo pasan todos aquellos que tienen su mesa puesta fuera, en la calle, con unas pocas frutas o tarros de conservas. En su mayoría mujeres de avanzada edad vestidas como alguien que ya no espera demasiado.

El lugar impacta. Las calles están deterioradas, y las casas colindantes en mal estado o abandonadas. Ni un jodido lujo. Y sin embargo , como en toda esa maravillosa ciudad, le encuentras su encanto y su pelea

Pensaba en Tallinn, en los puestos de flores que hay en las entrada a la old town, en ancianos vendiendo un puñado de rosas para completar sus invisibles pensiones, volvía a encontrarme con lo mismo. Con los mismos rostros. Y cuando paseaba por su lado me sacudía un pensamiento “¿nos vamos a ver nosotros en esta situación dentro de nada?, ¿estamos ya en ello?” . Es realmente triste .

El último día descubrí que el mercado de Latgalite aún era desconocido para mi así que me fui a visitarlo. Curioso lo es un rato. Todo de dudosa procedencia, desde bicicletas a transistores a ropajes soviéticos. Pero incluso ahí no existía ningún tipo de alboroto.

Ni ahí ni en las larga filas a la espera del autobús ni en las plazas. Es una ciudad apacible. Como si los parques que la inundan decretasen paz. Una paz que han encontrado tras muchos años.

En escasos diez minutos llegamos del mercado a la plaza del ayuntamiento. Pero eso lo dejamos para mañana mejor.

Una de las primeras cosas que hice cuando llegue a mi casa fue buscar una fecha en google; 23 de agosto de 1989.

Llegando desde la Kalku iela al monumento de la libertad había encontrado unas huellas, dos pies situados a la misma altura, y marcados en el suelo con la inscripción de esa fecha.
Encontré en la Wikipedia una entrada que señalaba esa fecha como la Cadena Báltica y otra de la Vanguardia donde explicaba que el gobierno catalán en los próximos días va a tomar dicha Cadena báltica como espejo para manifestarse.

Sentí vergüenza, sentí rabia. Quiero explicar un viaje y no convertir esto en un debate político ni molestar a nadie.

Esa misma mañana había llegado del Museo de la Ocupación. Sobrecogedor. Dudo mucho que mis vecinos catalanes, soy oscense, esos que se apropian de nuestra historia sin rubor y de nuestra tierra, estén en las condiciones de represión, miedo, carencia de libertad, ocupación ilegal, que tenían todos aquellos, el millón y medio de personas que se cogieron pacíficamente de la mano para unir los 600 km que separan Tallinn de Vilna.

Siento si molesto a alguien con lo que escribí. Pero cada cual tiene su cerebro y cada cual sabrá como lo usa.

Desde esas huellas, a pocos pasos, te plantas en el Monumento a la libertad. Pero me he adelantado bastante a lo que quería contaros.

Para llegar a la old town, para llegar a la plaza del ayuntamiento, justo ahí se encuentran la casa de la Hermandad de los Cabezas Negras, debía atravesar el Mercado, el puente del ferrocarril y andar como unos cinco minutos por un paseo paralelo al Daugava sin, no os voy a engañar, excesivo atractivo hasta llegar justo frente al puente de piedra, o como dicen ellos el Akmens tilts. Desde ahí puedes ver el Monumento a los Fusileros que custodian la entrada al Museo de la Ocupación. MUST SEE.

Comienza ahí, sin aparente frontera un pequeño viaje al corazón histórico de la ciudad. Calles adoquinadas , terrazas donde cenar placenteramente, placitas llenas de vida. Una delicia.

Si el Ayuntamiento tuviese capacidad de sentir sentiría envidia, celos de las Casas de la Hermandad. Todas las fotos, las miradas, las admiraciones son para ellas La verdad es que la Plaza es una belleza, pequeñita, por lo visto era el centro de toda la vida medieval pero al trasladar el mercado al muelle menguo . En el centro la estatua de Roldán , de las casas de las Cabezas negras no puedo mas que rendirme ante ellas. Bellísimas. La plaza parece un lugar de paso para los locales y un lugar de deleite para quienes les visitamos. A un ladito, timida, como queriendo pasar desapercibida encontramos la segunda señal en el suelo de Riga. Es una placa que marca que ahí fue donde se puso el primer árbol de navidad exterior tal y como lo conocemos ahora.

Al ladito de la plaza esta la Iglesia de San Pedro. Dicen que las mejores fotos de Riga se sacan desde su campanario. Digo que el mayor robo de Riga me lo hicieron ahí. 5 lats, más de 6 euros, por subir al campanario. Te montan en un ascensor ,naturalmente no subes hasta que otros tantos incautos lo hayan llenado. Las fotos son chulas sí, pero me sentí más a gusto en la Academia de las Ciencias. Apelotonados sacamos unas fotos y al poco sube de nuevo cargado el ascensor que casi te nomina para que abandones la casa. La iglesia en si no tiene nada, o al menos no le encontré nada. Al salir busque mi cartera..al menos seguía ahí.

Riga esta hermana con Bremen. Bordeando la iglesia de San Pedro encontramos una escultura de los “músicos” junto a puestecillos de recuerdos. Quiero viajar a Bremen así que me adelanto a mis deseos y me inmortalizo con los músicos en Riga.

No quieres que se acabe nunca el casco antiguo. Callejeas, observas que aún aquí se entremezcla lo hermoso y lo abandonado, llegas a la Plaza Liv donde se encuentra el edificio de los gatos, uno de los símbolos de la ciudad. Esta es otra plaza coqueta . Me tienta y sucumbo. Me quedo un rato sentado viendo como discurre la vida por ahí. En la plaza están los edificios de los gremios. Existe una leyenda de los gatos sus colas y el gremio mayor...pero es que las leyendas leyendas son.

Otro lugar precioso es la plaza de la catedral. Pero ¿Qué cojones no es bonito aquí? . La iglesia de San Jacobo quiere hacerse notar con su torre acabada en una punta de lápiz verde. El castillo a los límites de la ciudad vieja. Las casas de los tres hermanos que alberga el Museo Letón de Arquitectura. Mas curiosas que bonitas, como si un niño hubiese pintado hace siglos en un papel formas sin proporciones. La casa del hermano joven es la verde, la amarilla del mediano y la blanca la del mayor. A mi, a pesar de ser el hermano mayor, la que me gusta más es la del mediano..maldita sea.

Tan apenas has comenzado a degustar el hermoso casco antiguo te das cuenta que finiquita. Y apuras un poco más y caminas sobre tus pasos, y piensas en volver por la noche. Casi sin luz ..porque al menos mis ojos de miope necesitaban mucha más luz. Crisis, maldita crisis.

El casco antiguo de Riga es como sus mujeres. Hermosas porque son hermosas. Que observas sin adornos,sin maquillajes que intentan hacer milagros, y te maravilla . Es orgulloso. Muestra lo más hermoso junto a patios dejados de la mano de Dios. Todo expuesto a nuestras miradas. A nuestra percepción.

Volvamos dónde lo dejamos.

Estábamos en la Kalku iela, detenidos ante unas huellas en el suelo. Comienza una Riga distinta. Con más espacio, más verde, más joven.

A pocos pasos el monumento a la libertad. 42 metros de altura coronadas por la figura de MIlda. Antes hemos pasado sobre el canal. Un canal que antes era un foso defensivo. Estamos donde antes se levantaban los baluartes defensivos de la ciudad. Son 3 km de canal en un recorrido apetecible, sobre todo el que nos lleva por el parque Bastejkalns.

A mi me toco pasearlo, y pasearlo es la leche de bonito, puedes ver parejas de letones echando por ahí la tarde, imagino que estas tardes que aún les quedan de sol. Colores de las flores, estatuillas escondidas , un mini puente lleno de promesas de amor verdadero, la Opera a un lado, el último rescoldo defensivo de la ciudad a otro - la torre de la pólvora - . Pareces que has pasado de un mundo maravilloso a otro distinto que no deja de serlo. Por un instante se borra de mi memoria los contrastes de esta ciudad. Todo es armonía. Y pocas , muy pocas veces he sentido eso durante mi estancia. Bueno además no os voy a engañar. Esta zona de la ciudad tiene más vida, más colores, no solo por los parques sino porque me parece más dinámica, más joven, y a uno se le van los ojos , ya no sé si queriendo o sin querer, en las preciosidad de mujeres que caminan por esa ciudad.

Muy cerquita de la Torre de la pólvora encontramos la Puerta Sueca , la única que se conserva de las 8 puertas que tenía la ciudad antigua de Riga. En cuanto a puertas y murallas poco o nada puede Riga competir con mis destinos anteriores – Tallinn o Rothemburg – ellos están muy orgullosos de ella pero vamos si muchos de vosotros vais a recordar Riga no va a ser por la Puerta Sueca sino por la colección de edificios Art Nouveau que nos esperan en las Elizabetes iela y la Alberta iela

Cuentan que fue un obispo llamado Alberto el fundador de la ciudad y por eso quisieron dar su nombre a una de las más bellas calles, y a fe que lo consiguieron.
Recuerdo que llegue cansado de caminar ese día, recuerdo que iba con la batería justa en el móvil , la cámara de fotos y en la videocámara. Recuerdo que el sol impedía que sacase las fotos como pretendía y sin embargo recuerdo sobrecogerme. Esas caras me miraban alentándome unas , otras advirtiéndome. Cada fachada una historia. Una junto a otra rivalizando. O cómplices de la admiración que saben que despiertan. Y ahí mismo , junto a tanta belleza aparece el contraste continúo de Riga, con un patio , con otra fachada huérfana de cuidados. Sin mimos.

Antes, en esos parques que custodian el canal , nos hemos encontrado con la catedral ortodoxa y un poco más adelante con el hotel Radison Blue el cual tiene otro mirador con vistas a esta ciudad de detalles y descuidos.

El Daugava… os cuento qué supuso para mí el Daugava

Un compañero en mis idas y venidas del centro al hotel. Una frontera , un relaxing sin cup of café con leche, la mejor foto de la ciudad, dónde apoyarse a ver pasar los trenes, un sueño del gigante Kristap, mi punto y final a Riga.

Nunca pensé que fuese tan inmenso. Eso me ocurre porque mi río es el Isuela , o porque los ríos de mi niñez han sido el Ebro y el Arlanzón. Aún ahora me cuesta imaginarlo completamente helado.

Al otro lado del río, cruzando el puente Akmens, y tras haber dejado atrás la biblioteca nacional, nos damos de bruces con el monumento a la victoria. Huérfano del cariño letón, escoltado por estatuas de soldados soviéticos y de referencias a la madre patria Rusa. Lo encontré en obras. Barrían tres señoras el parque. No se oye nada más allá de los motores de los coches. Tienes que pellizcarte para saber que estás ahí. Aceras mal cuidadas, ausencia de viviendas. Es todo un gran parque con algún hotel que se adivina. Pasan los autobuses y paran en medio de la nada. ¿de dónde sale esa gente? ¿dónde irán?.
Hay un distrito con casas de madera que tienen más de doscientos años. No supe encontrarlo. Ya disculpareis.

Cuando te sientas a ese lado , aún más pausado, del río , justo en la orilla, justo frente al Castillo piensas “Joder que maravilla”. El Daugava junto con el perfil de Riga dibujado por sus torres, y ese cielo que pelea por hacer una y otra vez única cada instantánea. Es una de esas sensaciones que quieres recordar para siempre. La belleza no tiene más complicaciones. Me sentí bien.

Si vuelves al otro lado del río, a la orilla con más vida de la ciudad, también frente al castillo vas a encontrar en una urna a el Gran Kristap. Me pareció muy simpática la leyenda. Además si paseas por ahí y sabes de qué va siempre miras con otros ojos al grandullón que lleva sobre sus hombros a un niño.

Kristap era un gigantón que antes que se construyesen los puentes sobre el Daugava era quién pasaba a la gente de Riga de un lado a otro. Un día ayudo a un niño a cruzar el río, le dio comida y refugió. A la mañana siguiente, cuentan, que Kristap amaneció junto a una bolsa con monedas de oro, que a la postre fueron las que financiaron la construcción del primer puente de la ciudad.
Curiosa leyenda ¿no? ¡Ey! Ya sabéis algo más.

Mi último billete de 5 lats lo emplee en un crucero de 1 hora por el Daugava. Lo recomiendo fervientemente. Era mi forma de decir adiós a la ciudad lejos de las calles adoquinadas, o de las miradas vivas de sus fachadas art nouveau. A medida que se ponía el sol iba tatuando recuerdos.

Riga es una ciudad que tiene fotografías , que vive al compás de rostros impasibles. Dónde las mujeres , me dio la sensación, tiran del carro. Es una ciudad dónde los charcos de las aceras resisten días, con heridas que los más jóvenes tratan de aliviar.

Me leo y me parezco pretencioso, únicamente estuve cinco días ¿qué leches sé de Riga? Nada. Simplemente que si abres los ojos… la vas a disfrutar.
Leer más
+7
{"name":"__sid_suggestions-hotels","value":"w-co-18.191.32.71-8b91c60bef05931aec55bc622987d35c-17433140787042025-03-30 07:03:40suggestions-hotels"}
¿Conoces este lugar?
Ayuda a otros viajeros a descubrir con tu experiencia y tus fotos
{"name":"__sid_suggestions-hotels","value":"w-co-18.191.32.71-8b91c60bef05931aec55bc622987d35c-17433140787042025-03-30 07:03:40suggestions-hotels"}