Pita Hernandez
Todo es delicioso, desde la entrada hasta los postres
Decidimos entrar para resguardarnos de un aguacero en la Ciudad de México.
Fue lo mejor que pudimos hacer, el lugar es muy acogedor y los meseros muy amables.
Te ponen una ración de pan hecho en casa, con aceite de oliva y unos palillos de mantquilla para que empieces a saciar tu apetito.
Luego te muestran el menú y la carta de vinos. Todo es delicioso, desde la entrada hasta los postres, así que pide sin reservas.
Consumo promedio: 200 MXN
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